Comienza la cuenta atrás para las vacaciones y las jornadas de trabajo se hacen interminables, los exámenes nunca acaban, en la carretera sigue el mismo tráfico de siempre o incluso parece que hay más atascos, el calor se hace pesado y las horas de sol vencen a las de sueño. Tacho días en el calendario y cada vez van quedando menos para la fecha señalada con rotulador…
Comienza la cuenta atrás para olvidarnos del estrés, del sonido del despertador, de la rutina, de las obligaciones, de las clases y hasta de ir al gimnasio, porque llega el momento de escapar por unos días de todo.
Vacaciones, edén de palabra que me transporta a un apartamento con vistas al mar de Conil, playas de arena fina, descanso, diversión, una paella en un chiringuito con los amigos, nadar contra las olas cuando cae el sol, los niños con sus cubos buscando cangrejos en las rocas, paseos por la orilla de la playa, noches de cena y copas, desconexión… a un rinconcito en la Bahía de Cádiz llamado Conil.
Perderse en una cala desierta donde ni siquiera hay cobertura en el móvil, plantar tu sombrilla, sentarte en tu hamaca, abrir una cerveza bien fría de la nevera y decir aquello de “esto es vida”. Eso es Conil. Ver a los más pequeños disfrutar haciendo batallas de bolas de arena, chapotear en el agua hasta que se les arrugan los dedos y caer rendidos por la noche en la cama tras un día de playa. Eso es Conil. Cargar el coche hasta arriba con tus amigos, hacer una barbacoa, tomar unos mojitos, ver amanecer y no cansarte de reír. Eso es Conil. Descanso, buen pescado, mejor ambiente, tranquilidad y sosiego. Eso es Conil.
Comienza la cuenta atrás para estar en mi pequeño paraíso, Conil de la Frontera.
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